domingo, 2 de agosto de 2015

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"Otra vez. Él la ha llamado y ella ha acudido. Se sienta frente a él, como si no le influyera que él estuviera a tan pocos metros. Él la observa detenidamente, sin vergüenza, porque su mirada es pura. Pero ella baja la mirada, porque la suya no. Ella le desea y sabe lo mal que está eso.

Cuando él empieza a hablar los músculos de ella se tensan. Sus manos comienzan a temblar y no sabe que hacer con su mirada. Al principio mira al horroroso cuadro que hay en el lugar. Se ríe hacia dentro pensando en lo cutre que es, con perfectas sintonías de colores repartidas aleatoriamente. Él lo nota, y añade que aún no lo ha cambiado, aunque quiere hacerlo. "Cómo si eso importara" piensa ella. Al final ella se atreve a mirarle a él por un segundo. A los ojos, como tanto le gusta. Es tan... hermoso. Sus ojos no tienen color azul cielo o verde de la naturaleza, pero son puros y a ella le gustan.

Se acerca las uñas a su boca. Nunca se las muerde, pero necesita hacer algo. Él nota la tensión, pero le gusta estar con ella. No del mismo modo que a ella, pero le gusta. Cuando está con ella puede ser él mismo. Jamás había encontrado a nadie con quien se sintiera de modo semejante.

Él habla y habla. Ella no le escucha al cien por cien. Pero disfruta el momento. Intenta absorver cada sentimiento, olor y mirada. Quiere conservar cada segundo junto a él, porque sabe que en poco tiempo se tendrán que ir, y pasará de nuevo días sin verle."

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