lunes, 24 de noviembre de 2014

Pensar

A veces me pregunto porqué pienso tanto. Le doy tantas vueltas a la cabeza que convierto lo inexistente en inexistente y viceversa. Pienso más de lo habitual y me produce tristeza y preocupación continua. Ojalá pudiera deja que las cosas corrieran por sí mismas sin tener que reflexionar por absolutamente cada detalle.

En ocasiones, cuando alguien me hace daño directamnte, mi corazón se queda tan destruido que le deja toda la tarea al cerebro. Y ahí comienza el problema. Trata, trato, de comprender y no para hasta conseguirlo. Un cerebro puede ser inteligente pero jamás lo será al 100% mientras falten los sentimientos. Y hasta que mi corazón no se vuelva a reconstruir no podré dejar de pensar.

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