Días en los que me despierto en mitad de la noche, y me sorprendo a mí misma llorando tras haber soñado contigo.
Días en los que tan sólo oir de ti me destroza hasta el punto de poder sentir el dolor de verdad.
Días en los que el viento corre tan rápido que me encantaría volar con él para llegar a ti.
Días...
Sí, hay días. Tan solo son días. Pero están ahí, y nunca se van.
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