Y de repente te esfumaste. No se que falló pero ya no sirve de nada saberlo. Me corrompe por dentro pensar toda la vida que tuve a tu lado y cómo en un abrir y cerrar de ojos desapareciste.
No quise aceptarlo. Pretendí que todo iba bien y que podía vivir sin ti. Pero no. No era así. Y me costó mucho tiempo explotar y reconocerlo. Soltar ese monstruo que me estaba devorando viva por no poder gritar "ya no le tienes, te ha abandonado".
Pero como siempre digo, hay relaciones tan perfectas que están destinadas a nunca ocurrir.
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